Carbono azul: qué es y cómo ayuda a frenar la contaminación del mar

El cambio climático es uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad hoy en día. Mientras las emisiones de carbono siguen aumentando, la búsqueda de soluciones innovadoras para mitigar este problema se vuelve cada vez más urgente. Entre las diversas estrategias para reducir el impacto del cambio climático, el carbono azul ha emergido como una solución prometedora. ¿Pero qué es el carbono azul? ¿Por qué es importante en la lucha contra el cambio climático? A continuación te contamos todo lo que tienes que saber sobre él y qué proyectos se están desarrollando.

¿Qué es el carbono azul y por qué es importante en la lucha contra el cambio climático?

Si es la primera vez que escuchas el término “carbono azul”, debes saber que se trata del carbono orgánico que es capturado y almacenado por los ecosistemas marinos y costeros. Estos ecosistemas, que incluyen manglares, marismas y praderas marinas, actúan como importantes sumideros de carbono, absorbiendo grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y almacenándolo en sus sedimentos durante largos períodos de tiempo. Esta capacidad de almacenamiento convierte al carbono azul en una herramienta crucial en la lucha contra el cambio climático. 

Además, también hay que tener en cuenta el conocido como “carbono orgánico total en el agua”. Se trata de carbón que forma parte de las sustancias orgánicas de las aguas superficiales y que se utiliza como parámetro para valorar la calidad de las aguas de un determinado lugar. Generalmente es una sustancia que se origina de forma natural en plantas y animales como resultado de su metabolismo, excreción y descomposición.

Los ecosistemas que capturan carbono azul: manglares, marismas y praderas marinas

Más allá de aquellas medidas específicas para combatir la contaminación marina, los ecosistemas acuáticos son clave para minimizar la cantidad de carbono en la atmósfera, pero ¿cuáles son los ecosistemas que recogen el carbono orgánico o azul? Se dividen en 3 tipos:

  1. Los manglares son bosques costeros que se encuentran en regiones tropicales y subtropicales. Estos ecosistemas son extremadamente eficientes en la captura de carbono orgánico. Sus raíces complejas y densas no solo protegen las costas de la erosión y las tormentas, sino que también atrapan sedimentos ricos en carbono. Los manglares pueden almacenar hasta cinco veces más carbono que los bosques terrestres, lo que subraya su importancia en la mitigación del cambio climático.
  2. Las marismas son ecosistemas costeros que se encuentran en zonas intermareales y están dominadas por plantas herbáceas. Al igual que los manglares, las marismas son sumideros efectivos de carbono orgánico total en agua. La vegetación densa de las marismas captura CO2 y lo almacena en sus raíces y en el suelo anegado. A lo largo del tiempo, el carbono se acumula en los sedimentos, creando reservas de carbono que pueden perdurar durante siglos.
  3. Las praderas marinas están formadas por plantas marinas que crecen en aguas poco profundas. Estos ecosistemas también juegan un papel vital en la captura de carbono azul. Las praderas marinas absorben CO2 a través de la fotosíntesis y lo almacenan en sus hojas, raíces y rizomas. Además, ayudan a estabilizar el fondo marino y prevenir la erosión, lo que contribuye a la retención del carbono en los sedimentos subyacentes.

Beneficios del carbono azul para el medio ambiente y la sociedad

El principal beneficio del carbono azul es su capacidad para mitigar el cambio climático. Al capturar y almacenar grandes cantidades de CO2, los ecosistemas marinos y costeros ayudan a reducir la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Esto es esencial para limitar el calentamiento global y sus impactos asociados, como el aumento del nivel del mar y los eventos climáticos extremos.

Los ecosistemas que capturan carbono azul, como los manglares, marismas y praderas marinas, son también hotspots o puntos calientes de biodiversidad. Proporcionan hábitats esenciales para una amplia variedad de especies marinas y costeras, desde peces y aves hasta invertebrados y mamíferos. La conservación de estos ecosistemas, enmarcada en iniciativas de restauración ecológica, contribuye a la salud de los océanos y a la protección de la biodiversidad marina. 

Además de su papel en la captura de carbono, estos ecosistemas ofrecen importantes servicios ecosistémicos que benefician a las comunidades costeras. Actúan como barreras naturales contra la erosión costera, protegiendo las costas de la erosión y los daños causados por las tormentas y los huracanes. Al absorber el impacto de las olas y estabilizar los sedimentos, estos ecosistemas reducen los riesgos asociados a los fenómenos meteorológicos extremos.

La protección y restauración de los ecosistemas de carbono azul también pueden tener beneficios económicos significativos. Las comunidades costeras dependen de estos ecosistemas para actividades como la pesca y el turismo, que son fuentes cruciales de ingresos y empleo. 

El futuro del carbono azul: tendencias y perspectivas

A medida que la importancia del carbono azul se hace más evidente, la investigación y el monitoreo de estos ecosistemas se están intensificando. Los científicos están trabajando para comprender mejor cómo se almacena el carbono en los sedimentos marinos y cómo las actividades humanas y el cambio climático están afectando estos procesos. El desarrollo de tecnologías avanzadas de monitoreo, como sensores remotos y drones, está facilitando la recolección de datos precisos y a gran escala sobre el carbono azul.

La incorporación del carbono azul en las políticas de mitigación del cambio climático es una tendencia creciente. Gobiernos y organizaciones internacionales están reconociendo el potencial de estos ecosistemas y están desarrollando marcos regulatorios para su protección y restauración. Iniciativas como el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París están empezando a incluir el carbono azul en sus estrategias de reducción de emisiones, lo que podría conducir a una mayor financiación y apoyo para su conservación. Esto es esencial para maximizar su capacidad de capturar carbono. Proyectos de restauración en todo el mundo están trabajando para replantar manglares, rehabilitar marismas y proteger praderas marinas. Estos esfuerzos no solo ayudan a aumentar el almacenamiento de carbono, sino que también mejoran la resiliencia de las comunidades costeras frente al cambio climático.

Por otro lado, el futuro del carbono orgánico pasa por fomentar la conciencia pública sobre la importancia de su preservación. Las campañas educativas y de sensibilización contribuyen a movilizar a las comunidades y a los líderes políticos para tomar medidas proactivas en la protección de estos ecosistemas. Por eso, las empresas también tenemos un papel crucial que desempeñar, promoviendo la producción sostenible y apoyando iniciativas para reducir el carbono. En el caso de L’Oréal Groupe, por ejemplo, se calcula que el año pasado se evitó en la producción de nuestros productos la emisión de 5.829 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Además, no solo es importante reducir la huella de carbono de nuestras fábricas, sino también la huella hídrica. Es por ello, que desde L’Oréal Groupe estamos enfocando nuestros esfuerzos en acciones que reduzcan el uso de agua y que sean respetuosas con los ecosistemas acuáticos.

Cabe destacar también el Fondo para la regeneración de la naturaleza de L’Oréal, el cual tiene como objetivo hacer frente a las emergencias de la naturaleza y el clima. Este fondo cuenta con 50 millones de euros y asegura el retorno de la inversión al mismo tiempo que crea un valor medioambiental y social positivo. Entre sus proyectos se encuentran la regeneración de tierras degradadas, manglares, así como la restauración de zonas marinas y bosques, entre otros. Dentro estas iniciativas contra el cambio climático el foco está en la eliminación del carbono de la atmósfera y en la restauración de manglares en Bangladesh, India y Sri Lanka. Se espera que para 2030, el Fondo haya capturado entre 15 y 20 millones de toneladas de emisiones de CO2 y que se haya logrado recobrar 2.000 hectáreas de tierra degradada por los pastos.

Además, L’Oréal Paris ha invertido 10 millones de euros en proyectos medioambientales relacionados con la reducción del CO2.  En Muskitia (Honduras) se están protegiendo de la deforestación casi 5.000 hectáreas de manglares y más de 280.000 hectáreas de coníferas y bosques latifoliados. 

Por tanto, el carbono azul es una solución vital y multifacética en la lucha contra el cambio climático. Los ecosistemas que capturan carbono azul, como los manglares, marismas y praderas marinas, no solo ayudan a reducir las emisiones de carbono, sino que también ofrecen beneficios cruciales para la biodiversidad, la protección costera y las economías locales. Al aumentar la investigación, mejorar las políticas y promover la restauración y conservación de estos ecosistemas, podemos asegurar un futuro más sostenible para nuestro planeta.